Ya han pasado unos días después de la catástrofe ‘del huracán De Gea’. Tras convertirse en tema de conversación, todo el mundo ha sacado sus propias conclusiones. No ha sido sólo un negocio frustrado, pues el Real Madrid ha quedado de nuevo ridiculizado ante el mundo. Es lo único que le quedaba después de su temporada en blanco, especialmente después de sacar a Iker por la puerta de atrás para solucionar la disputa de la portería.
Lo tenían todo claro en el seno madridista, el futuro de la selección era el futuro del Real Madrid. Mientras se cristalizaba el fichaje de De Gea, le daban confianza a un Keylor Navas que el año pasado parecía que no servía ni para un Segunda B y al inicio de esta campaña era el mejor portero del mundo, como si toda la temporada pasada no hubiese existido, como si acabase de terminar su gran mundial con Costa Rica. Le daban confianza, pero no un número, el ‘1’ seguía en el aire.
Keylor ha trabajado siempre como el que más, ha dejado de lado a su selección en varias ocasiones para poder entrenar y demostrar su compromiso con el Real Madrid. Ha aguantado en silencio todo lo que dice en la prensa, una realidad de la que consiguió escapar. En el intento de sacar una oposición como portero de garantías, Keylor consiguió su plaza, a un buen nivel.
El 31 de agosto, De Gea estaba escondido en casa llamando para ver si se cerraba su fichaje, esperando a que se cumpliera el sueño de este último año. Ese mismo día, Keylor estaba con su mujer en Valdebebas, con su agente y con su entrenador para ver qué pasaba. Allí pasó los nervios, teniendo incluso que someterse a una resonancia magnética a una hora intempestiva. Él lo hizo, porque el Real Madrid se lo pidió, su Real Madrid, ese equipo en el que ha hecho todo para triunfar y que le daba la patada porque era lo mejor para él.
A las doce de las noche, dos vasos se rompieron, uno el del portero español porque tenía que volver a Manchester sin saber qué pasará este año; el otro, el del tico porque tenía que quedarse en el club que le había dicho que no valía.Pensándolo bien, quizá el de Keylor no se rompió, pues como decía Ancelotti: “ha salido reforzado”. Ahora tienen que confiar en él aunque no fuese su primera opción, será el dueño indiscutible de la portería como había querido desde el principio. Será el ‘número 1’.
Al día siguiente, De Gea se quedó encerrado en casa hasta que salió para acudir a la selección. Keylor se levantó para entrenar y ha pedido a Costa Rica que lo libere para poder llegar lo más en forma posible al siguiente partido. Está claro quién es el profesional de esta historia. Como se dice por allá, este fichaje fallido ha sido ‘pura vida’ para Keylor Navas.